En 1894 el marqués de Queensberry escribió una carta a su hijo Alfred para expresar su molestia por cómo su otro hijo, Francis, había sido corrompido por “snob queers like Rosebery”. Rosebery era el hombre con el mantenía una relación amorosa. Alfred también era homosexual, pareja del escritor Oscar Wilde.
Se dice que así es como comienza el uso peyorativo de “queer”. Hoy esa palabra ya no es un insulto. Mejor dicho, nunca lo fue. No en nuestras latitudes. “Queer” en español no significa nada. Desde luego, podría traducirse como extrañx o rarx pero no tiene la misma carga semántica ni histórica que en el mundo anglosajón, que es donde tanto el término como la teoría queer surgen.
Por favor, intenta decir queer con la lengua fuera antes continuar leyendo este texto.
No es imposible pero es un ejercicio complicado, desconcertante y casi ininteligible justo como lo son la imposibilidad de traducción de esta palabra y la pérdida de contexto al ser enunciada por lxs hispanohablantes.
Entonces, ¿qué es hoy lo queer desde Latinoamérica? En la obra de Felipe Rivas San Martín es todo aquello que diside: la sexualidad no heteronormativa, la interfaz que se niega a ser funcional e invisible, el glicht, la memoria incómoda, las imágenes imperfectas.
La presente muestra reúne obras desde el 2010 hasta la fecha. Tiene más de una década trabajando en la intersección: arte, política e Internet. La obra de Rivas nos hace ver en otra luz elementos a los que estamos tan acostumbradas que ya no suscitan reflexión, como las interfaces web o los códigos QR.
[…] Las obras más recientes de esta muestra fueron hechas este año, utilizando inteligencia artificial. El error y la deformación son parte central de ellas. Goyas glitcheándose, Bad Bunny queer pintando al estilo de Francis Bacon. Las manos anatómicamente incorrectas de lxs obrerxs. Hay algo imperfecto en todos los cuerpos que aparecen en estas piezas. Por lo mismo, son tan cautivadores. Una de las imágenes más potentes se encuentra justamente en esta sección de la muestra. Dos mineros que sonríen. Sus ojos brillan, se ven cariñosos y felices. El artista ha creado la memoria que no existía y que merecemos.
Baby Solís Serrano